Autora: Ana Luisa Nerio Monroy[1]

El derecho a la alimentación es el derecho que tienen todas las personas a alimentos en cantidad suficiente, de calidad, inocuos (que no pongan en riesgo su salud), accesibles económica y físicamente, y culturalmente adecuados. La alimentación forma parte de los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), y por tanto es considerada indispensable para contar con una vida digna y un nivel de vida adecuado.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha convocado a los países a comprometerse a realizar, las acciones necesarias para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que tienen como antecedente los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los ODS conforman una agenda para el desarrollo mundial que abarcan derechos como la salud, educación, agua, igualdad de género, trabajo decente, energías renovables, vida marina, ciudades sostenibles, la paz, y por supuesto la alimentación. Los ODS deben verse con una mirada integral pues el avance o estancamiento en uno, impacta en el resto de los derechos. Respecto al derecho a la alimentación, tenemos al objetivo número 2, “Poner fin al hambre, conseguir la seguridad alimentaria y una mejor nutrición, y promover la agricultura sostenible”.

Además, la alimentación se vincula con dos asuntos de gran relevancia: la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria. La primera apunta a que toda la población del mundo tenga acceso a alimentos y no haya “hambre” en el mundo mediante la producción de alimentos. La segunda se refiere a la capacidad de un país para producir alimentos de manera autosuficiente (dictándose sus propias reglas y en ejercicio de su soberanía), para satisfacer a su población.

A pesar de que en el mundo la producción de alimentos es enorme, inclusive vemos en las noticias difundidas en diferentes medios de comunicación la gran cantidad de comida que se desperdicia diariamente, existen personas que muere de hambre. La ONU señala que a nivel mundial 795 millones de personas no disponen de alimentos suficientes (1 de cada 9 personas); esta población se concentra en países en desarrollo, donde el 12,9% está subalimentada; Asia es el continente donde hay más personas que padecen hambre y personas desnutridas; África subsahariana tiene una tasa de desnutrición de casi 23%; la nutrición deficiente provoca casi la mitad (45%) de las muertes de niñas y niños menores de 5 años: 3,1 millones de niñas y niños al año; en el mundo; uno de cada 4 niños padece retraso del crecimiento, deficiencia vinculada a la desnutrición.[2]

Si bien a nivel mundial se reconoce la importancia del campo y la actividad agrícola, la actividad pesquera y de crianza de animales para el consumo humano, existen factores que afectan la producción. Por ejemplo, el cambio climático, deforestación, destrucción de ecosistemas, contaminación de los océanos, vaivenes de los mercados, políticas comerciales contrarias o depredadoras para quienes producen. Pobreza y desigualdad se encuentran muy presentes entre quienes se dedican a la producción de alimentos a escala pequeña. Se observa aún que las mujeres tienen poco acceso a la tierra y a la producción de alimentos en condiciones de igualdad con los hombres.

El ODS 2, plantea como metas para 2030, (de manera muy resumida): poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas; poner fin a todas las formas de malnutrición, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala; asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos; mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y sus especies silvestres conexas; aumentar las inversiones en la infraestructura rural; corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales; y adoptar medidas para asegurar el buen funcionamiento de los mercados de productos básicos alimentarios.[3]

El Objetivo 2, que en resumen se denomina “Hambre cero”, es en suma una parte de la agenda necesaria para lograr que todas las personas accedan y ejerzan su derecho a la alimentación. La alimentación es un derecho humano que no se limita a acabar con el hambre, que es por supuesto indispensable. Nos remite a reconocer que hay formas de malnutrición que se concretizan en problemas de desnutrición, sobrepeso y/o obesidad, por ejemplo; que existen aspectos culturales que cada pueblo debe atender respecto a su forma de alimentarse y que no es sólo un asunto de producción de alimentos sino de acceso económico a ellos. La alimentación y la producción de alimentos se vinculan con otros derechos, entre éstos a la salud y al trabajo en condiciones dignas (preguntemos a las y los campesinos y pequeños/as productores); a reconocer las prácticas comerciales depredadoras; y a reflexionar y modificar patrones de consumo y formas de sobrexplotación de los recursos naturales.

México se encuentra ante el reto de cumplir con este objetivo de manera adecuada. El inicio de este 2022 no ha resultado sencillo. Se ha presentado un alza considerable en los precios de los alimentos, incremento de la inflación, e inseguridad y manejo de grupos del crimen organizado de zonas agrícolas que han dejado sus cultivos tradicionales (limón y aguacate, por ejemplo) para satisfacer la demanda de plantíos de mariguana o amapola. Sumemos el desempleo y la incertidumbre económica que la pandemia del Covid-19 ha generado. No olvidemos además que nuestro país enfrenta desde hace varias décadas una problemática importante de población con sobrepeso y obesidad tanto infantil como en adultos. Y finalmente pero no menos importante, la situación del campo mexicano y la producción agrícola, ganadera y pesquera tampoco vive sus mejores momentos. Así, cumplir los ODS y en este caso el número 2 “Hambre cero”, se mira como un verdadero reto para nuestro país.


[1] Ana Luisa Nerio Monroy. Mtra. en Relaciones Internacionales (UNAM). Integrante del Consejo Asesor del Comité de Derechos Humanos Ajusco A.C. Consultora en temas de derechos humanos y género.

[2] Objetivos del Desarrollo Sostenible, http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/

[3] Ibidem.